• 8 abril 2020
  • COVID-19 y el liderazgo colaborativo en la generación de conocimiento

El SARS-CoV-2 es un nuevo tipo de coronavirus causante de la neumonía COVID-19 que, anteriormente, no había afectado a humanos y que, a fecha de hoy, lamentablemente, ha causado más de 1,2 millones de contagios y más de 64.000 fallecidos en todo el mundo.

A nivel mundial, en la comunidad científica existe una gran competencia por alcanzar con éxito el desarrollo de la vacuna contra esta nueva cepa, lo que permitirá acabar con este reto sanitario, económico y social. Especialmente, los investigadores de EEUU, China y UE luchan por ser los primeros en conseguir su desarrollo, lo que supondría obtener un valioso reconocimiento mundial, así como importantes beneficios económicos, al convertirse en los titulares de la patente que les dotaría de la exclusividad de producir y comercializarla, así como la capacidad de licenciar su explotación a un tercero.

Derechos de exclusividad de las Patentes en tiempos de coronavirus

Ante esta situación, Médicos Sin Fronteras está exigiendo que no se patenten medicamentos, tests o vacunas para esta pandemia, pidiendo que los gobiernos puedan anular patentes y tomar otras medidas, como el control de precios consiguiendo, de este modo, que todos los países, incluso, los más desfavorecidos tengan acceso a estos desarrollos y, con ello, la misma capacidad de salvar vidas.

En el caso de España, se cuenta con mecanismos legales “excepcionales” para frenar usos inadecuados de las patentes si sucediera con tratamientos o tecnologías destinadas a combatir la COVID-19, como son las licencias obligatorias, consiste en suspender la exclusividad de una patente y obligar a su titular a que permita su explotación por parte de otras entidades, en situaciones de emergencia y antes necesidades críticas de abastecimiento nacional.

Otros países, como Canadá, Chile, Ecuador y Alemania han tomado medidas para facilitar la anulación de patentes mediante la emisión de licencias obligatorias para medicamentos, vacunas y otras herramientas para la COVID-19. Por ejemplo, el Gobierno de Israel ha hecho uso del mecanismo de la licencia obligatoria sobre tres patentes registradas en su país para permitir la entrada del medicamento alemán Kaletra, empleado en el tratamiento contra el VIH, pero que tiene efectos positivos sobre pacientes infectados por la COVID-19.

Sin embargo, encontramos casos de empresas que rechazan la exclusividad que les otorga su patente actual o futura en pro de la lucha contra la COVID-19, sin que sea necesaria la intervención del Gobierno, como por ejemplo, la farmacéutica estadounidense Gilead que comercializa el medicamento Remdesivir, candidato para el tratamiento de la COVID-19, ha renunciado a una designación especial de la FDA que le habría permitido extender la patente 20 años en más de 70 países.

También, el laboratorio CureVac de Alemania, ha rechazado una oferta de 500 millones de dólares de EEUU para hacerse con todos los derechos de la vacuna que está desarrollando, cuyos ensayos clínicos en humanos se prevén para principios de verano. El objetivo de CureVac es desarrollar una vacuna sin exclusividad y para todo el mundo, gracias a la cooperación a nivel mundial.

Otro ejemplo es la actuación de la empresa Medtronic (EEUU), que ha liberado la patente de su respirador portátil Puritan Bennet 560 y ha compartido mundialmente su diseño, las especificaciones técnicas completas y las instrucciones de montaje, así todos los fabricantes del mundo pueden producir esta tecnología, de modo que se pueda dar respuesta a la gran demanda actual de estos dispositivos y poder salvar vidas.

Por último, tras analizar la base de datos RoyaltyStat, se han detectado dos acuerdos de licencia relacionados con el nuevo coronavirus y además, vinculados entre sí, cuyo objetivo es aunar esfuerzos y realizar desarrollos conjuntos entre diferentes empresas.

  • En primer lugar, Generex Biotechnology Corp. (EEUU) ha firmado un contrato con EpiVax Inc. (EEUU) para poder usar sus herramientas computacionales destinadas a la detección de péptidos que permitan generar vacunas contra el nuevo coronavirus utilizando la tecnología Ii-Key patentada por Generex.
  • En segundo lugar, el contrato entre Generex Biotechnology Corp. y un consorcio chino, donde se contempla el envío de estas muestras de péptidos a China para analizar su reactividad, más exactamente, en muestras de sangre de pacientes recuperados, de modo que se puedan seleccionar aquellos péptidos más adecuados y crear una vacuna viable.

Como conclusión, en el caso del desarrollo y/o uso de tratamientos y tecnologías contra el coronavirus, encontramos empresas que rechazan disfrutar de las ventajas de exclusividad y, por tanto, de los beneficios económicos que supondría la  titularidad de dichas patentes, apostando por compartir sus investigaciones, conocimientos y resultados, colaborando a escala mundial. No se debe olvidar que el primero en desarrollar con éxito soluciones que traten la COVID-19, conseguirá el reconocimiento y distinción a nivel internacional y esto, con patente o sin ella, supone el premio más importante.

Así pues, en situaciones como la actual, tal vez el camino a seguir para ser líder no sea competir, sino compartir y colaborar entre todos, liderazgos cooperativos, que creen mayor valor para las entidades que colaboran e investigan conjuntamente y puedan trasladar a la sociedad con un mayor impacto y accesibilidad.

Rosa Peinado

Resp. Proyectos de la Línea de Activos Intangibles

 

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