Incotec

La Industria, según el objetivo propuesto por la Unión Europea para el 2020, debía de aportar un 20% del PIB en España. En línea con estos objetivos, las directrices generales de la nueva política industrial española 2030, presentadas en 2019 por parte del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, tenían un reto fundamental: orientar la política industrial hacia la mejora de la competitividad a largo plazo del sector, es decir, a su función de producción y, por tanto, de su productividad, aunque también debía atender a la coyuntura, competitividad y circunstancias del sector a corto plazo.

La situación provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto, que no estamos preparados ni tenemos la coyuntura necesaria para afrontar retos a muy corto plazo de la envergadura y naturaleza que estamos viviendo. A pesar de esto, la Industria ha puesto su maquinaria a funcionar para fabricar respiradores, mascarillas, geles hidroalcohólicos, etc., sin embargo otra gran parte de la industria se ha quedado parada con ERTEs y cierres que se avecinan. La Industria está ahora mismo en una situación “en estado de coma” y es tarea de nuestros gobernantes, despertarla.

La crisis en la economía del país, por la situación del Estado de Alarma que se ha mantenido durante 100 días, ha obligado al estado a emprender una serie de medidas para sufragar estos gastos “extra”, entre las que se encuentran los proyectos de I+D o e incluso, inversiones, relacionadas con la COVID-19, al margen de otras medidas concretas a autónomos, turismo, etc. No obstante, la mayoría de las medidas se encuentran orientadas a PYMES, puesto que suponen el grueso del tejido empresarial en nuestro país.

En este contexto, las grandes empresas, ¿dónde y cómo pueden financiar sus inversiones?

Recién superado el estado de alarma, se espera y desea que, poco a poco, las empresas recuperen su actividad, y con ello las inversiones previstas para la mejora de procesos, productos o servicios. En este sentido, es importante hacer un breve resumen de los diferentes instrumentos de financiación pública a los que pueden tener acceso las Grandes Empresas, que momentáneamente se limita a los 12 millones de euros para proyectos ligados a la emergencia sanitaria y que, a través de CDTI, ha lanzado el Ministerio de Ciencia e Innovación, tanto para proyectos de I+D como de inversión y que ante la buena acogida por parte de las empresas ha tenido que cerrar, de forma prematura, el pasado 5 de junio.

Si bien es cierto que se mantienen instrumentos como la Línea Directa de Innovación (de CDTI), sigue teniendo el hándicap del límite presupuestario en unos 2M€, por encontrarse sujeto a minimis (al igual que otras ayudas aparecidas durante estos últimos meses, como los préstamos ICO).

Parece que fuera del sector automoción (que, bienvenido sea), las ayudas a la inversión incluso se están recortando en relación con otras anualidades. Si atendemos a las últimas noticias del Ministerio, está previsto en breve la publicación del programa Reindus, espacio donde año tras año, las grandes empresas podían obtener financiación pública para el impulso a su actividad, y donde este 2020 surgen nuevas limitaciones, como puede ser el tope de actuación de hasta 800.000 euros de préstamo por empresa frente a una media de 4 millones de euros en las últimas convocatorias e incluso se prevé recortes de más de 1 año en los tiempos de ejecución de las inversiones.

Ligado con ello, esta misma semana se han hecho públicas las Resoluciones Definitivas de la anterior Convocatoria (2019), en la que cerca de 150 MM, sobre el presupuesto previsto, han quedado “desiertos” sin llegar a manos de las empresas para poder financiar sus inversiones.

Pese a que, según sus Bases Reguladoras, esta Convocatoria tiene por objeto ofrecer apoyos financieros para la realización de inversiones de carácter industrial que contribuyan a reforzar la competitividad de las empresas industriales y a favorecer el desarrollo de la industria, las grandes empresas ven limitadas sus actuaciones en nuestro país, quedando sin cabida las grandes inversiones.

En estos momentos, estas inversiones únicamente podrían acceder a subvenciones enfocadas a la Eficiencia Energética, a través de la convocatoria IDAE, gestionada por primera vez por las diferentes Comunidades Autónomas, lo cual ha supuesto disparidad de criterios, como ha sido el caso de Aragón, donde ha quedado desierta la convocatoria, teniendo que devolver el importe asignado.

Por todo ello, no es de extrañar que las grandes multinacionales puedan ver rebajado el atractivo de España como destino para nuevas inversiones en sus centros ya establecidos o como nueva elección de nuestro país para la creación de nuevos centros e inversiones.

Ante este escenario es muy probable que los nuevos proyectos de inversión que pueda llevar a cabo empresas multinacionales acaben en otros destinos más atractivos comparativamente, antes de recaer en territorio español, con el consiguiente efecto negativo tanto directo como indirecto en la creación de empleo, y otras inversiones inducidas en PYMES proveedoras, clientes… e incluso decisiones futuras de deslocalización de centros por pérdida de competitividad.

Coordinación Línea Ayudas Públicas I+D

INCOTEC