Ya hace años que nos dimos cuenta que, ser una empresa “innovadora”, no era ser un bicho raro. La mayoría de las empresas que generan beneficio suelen tener un nexo común: se perciben como diferentes a la competencia. En esa diferencia muchas veces se puede encontrar innovación.
Nos compran porque nuestros productos aportan mayor valor añadido o tal vez, en mercados poco diferenciados, porque nuestro precio es competitivo. A veces, poder ofrecer un precio de venta bajo y seguir ganando dinero, y eso es un buen indicativo de que nuestro proceso es diferente al de la competencia y, un entorno cambiante, nos exige incorporar novedades para seguir vivos.
Y no todo se reduce a producto o proceso: a veces la innovación está en nuestro modelo comercial, o en nuestra herramienta de gestión – aquella que tanto nos costó definir e implantar.
Casi todos conocemos la existencia de las DEDUCCIONES I+D+i y generalmente hacemos uso de ellas pero… ¿maximizamos su generación? Sorprendentemente, un estudio interno* de la consultora Incotec revela que:
*Análisis realizado sobre una muestra de 30 empresas de tamaño medio -facturación entre 10-60M€- de sectores considerados potentes en I+D, sin distinción de zonas geográficas.
Como conclusión: aún gestionando ya las deducciones, hay más recorrido del que presuponemos. Como recomendación:
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